Entrevista a Aarón Zapico sobre Baset, el último CD de Forma Antiqva
Scherzo | 1 noviembre 2020
“Baset fue un auténtico crisol, tenía un talento descomunal”
El último disco de Forma Antiqva está dedicado al desconocido Vicente Baset, del que se ha recuperado aquí toda la música que de él se conserva: once sinfonías, publicadas en 1753.
Nacido en Valencia en 1719 y fallecido en Madrid en 1764, la carrera de Baset transcurrió prácticamente toda en la capital del reino, primero en el Coliseo del Buen Retiro y, más tarde, en la compañía de María Hidalgo. Sobre ello, hablamos aquí con Aarón Zapico, fundador y director de la formación asturiana.
Cuéntenos cómo nace este proyecto discográfico.
Surgió en 2017, cuando dirigí un programa con tonadillas de Blas de Laserna en la Fundación Juan March. Buscaba algo que uniera algunos movimientos, que le diera un toque más de teatro y de dramatismo a la conducción de las tonadillas, algo de ese periodo que fuera original y, a ser posible, inédito. Había trabajado con Ars Hispana en otros proyectos y ellos fueron los que me hablaron de Baset. Leí estas once sinfonías, escogí tres o cuatro movimientos y se produjo una especie de amor a primera vista. Me fascinó la concreción que tiene, cómo dibuja los afectos, el ritmo, su osadía en la armonía… Fui incorporando estas sinfonías a otros proyectos de Forma Antiqva e, incluso, en conciertos que hice dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de Galicia o a la de Extremadura, y comprobé que funcionaba.
Me invitaron a dirigir Haydn en Cracovia con la Capella Cracoviensis y me pidieron que incorporara algo que me apeteciera, y elegí a Baset. ¡Les encantó! Fue entonces cuando decidí que había que grabarlo. Se cruzaron por el camino las becas de la Fundación BBVA, y eso ayudó mucho, porque quería grabar Baset no con esos medios precarios a los que por desgracia estamos acostumbrados en las orquestas españolas que nos dedicamos a hacer esta música, sino con un orgánico numeroso.
¿Cómo logra convencer a un alemán, Stefan Winter, de que le deje grabar en su sello obras de un españolito que no conoce nadie?
Se le debió de poner la misma cara rara que se me puso a mí cuando él me pidió grabar las Cuatro estaciones de Vivaldi. Pero, como creo que todos los proyectos que les proponemos están bien pensados y planteados, ya tenemos un poco de carta libre con Winter & Winter.
Como españoles que somos, nos sentimos en cierta medida obligados a rescatar esta música del olvido.
¿Piensa que los últimos años ha aumentado el interés por la música española, no digo ya en el extranjero, sino también aquí dentro?
Los españoles tenemos dos problemas. Por un lado, sentimos siempre una especie de necesidad de compararnos con lo de fuera. Estamos siempre con que si Nebra es el ‘Bach español’ o cosas parecidas… Pues no, Nebra es Nebra y Bach es Bach. Existe una especie de obligación de recuperar patrimonio, aunque a veces, con buenas intenciones, se nos obliga a recuperar obras españolas que, sinceramente, no merecen la pena. Cada grupo tiene su trayectoria y necesita su tiempo, y esto es algo que deberían comprender los programadores de aquí. Forma Antiqva no está en un momento en que sienta la exigencia de recuperar música de nuestro Barroco. Creemos firmemente en ella, sabemos buscar lo que nos interesa y dónde buscarlo, sin que haga falta que alguien nos imponga recuperar esta o aquella cantata de no se sabe qué archivo. Esta de Baset o la de la tonadillera La Caramba, que hemos venido haciendo últimamente, son iniciativas nuestras, nadie nos las ha pedido. Si los programadores dejan que los grupos españoles evolucionen como mejor crean conveniente, va a ser más productivo para todos.
Pero les siguen llamando para hacer Nebra, no para hacer Pasión según San Juan. Dentro y fuera.
Los grupos españoles de música antigua están pasando por un momento excepcional. Nos hemos ganado el derecho a decidir qué música queremos hacer. Nadie mejor que un director para determinar qué es lo mejor que puede hacer su grupo. Por desgracia, se fían poco de nosotros, aunque paradójicamente esto ocurre más dentro de España que fuera. Si nos dieran más oportunidades de hacer Bach, Haendel o Scarlatti, más de uno se llevaría una sorpresa. Estaríamos seguramente muy lejos de lo que hace un Herreweghe o un Koopman, pero aportaríamos una visión tan distinta como interesante.
Usted dirigió hace poco un Rinaldo de Haendel en Oviedo.
En efecto, con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Y ya que ha mencionado la Pasión según San Juan, también la hice con Forma Antiqva hace no mucho. Vino a cantar el papel de Evangelista Gerd Türk, que es ‘el Evangelista’, porque seguro que Bach estaba pensando en él cuando compuso sus pasiones… Türk me dijo que se sentía muy orgulloso de que la última Pasión según San Juan que hacía hubiera sido con nosotros. Si a los españoles nos dieran cada año diez o doce pasiones de Bach o cuatro óperas de Haendel, estoy convencido de que el nivel interpretativo subiría mucho.
Decía antes que las comparaciones son odiosas, pero ¿a quién recuerda Baset?
En muchas cosas recuerda a Purcell. En su estructura, en el sentido de que con solo veinte compases crea unos coros o unas arias fantásticos. La concisión en música es algo realmente muy complicado, y Baset la consigue de manera asombrosa. Es un compositor que trabaja desde muy joven en Madrid, que, aunque haya gente que lo ignore, era uno de los centros musicales más importantes de aquella Europa. Está en el Coliseo del Buen Retiro, a las órdenes de Farinelli, ni más ni menos. Ello supone que conoce a la perfección la música que se hace fuera. Asimila el estilo italiano, porque vienen muchos grandes músicos italianos a España. Pero también es una etapa en la que se apuesta por lo autóctono, por lo castizo… Por todo eso, cuando escuchas la música de Baset estás oyendo algo de Telemann o de Vivaldi. Baset fue un auténtico crisol, tenía un talento descomunal.
Eduardo Torrico

Symphonies. Madrid, 1753
Winter & Winter agosto 2020
18 eurosGastos de envío incluidos para España.
Añadir a la cestaVer en iTunesVer en Spotify Mostrar la riqueza y exuberancia de la música orquestal española del siglo XVIII de una forma plena y valiente. Este es el honesto objetivo del programa con la integral de sinfonías del compositor y violinista de la orquesta del Coliseo del Buen Retiro de Madrid, Vicente Baset.
Recuperadas hace algunos años por Forma Antiqva, han sido interpretadas en concierto desde su versión más camerística a la sinfónica, contrastando su calidad y trascendencia al lado de obras de compositores más reconocidos como José de Nebra o el mismísimo Joseph Haydn.
La concesión de la prestigiosa Beca Leonardo por la Fundación BBVA a este proyecto de grabación e interpretación de su obra orquestal ha supuesto el empuje definitivo para colocar esta música, y por extensión la de sus contemporáneos, en el lugar de la Historia que merecen.